martes, 6 de noviembre de 2007

Juegos sin jaula


Es curiosa esta semejanza entre la jaula y el aula, pero..., analicémosla. Yo la verdad es que lo pienso y no lo pienso a la vez, me explico. Es cierto, y estoy de acuerdo que las aulas las podemos considerar como jaulas, si nos referimos a que el aprendizaje se produce en la mayoría de los casos de forma muy tradicional, sin permitir la movilidad ni física ni intelectualmente, limitándo la actividad a la repetición, memorización, etc., sin tener en cuenta que este puede que no sea el mejor modelo de enseñanza. Desde pequeños, nos hemos acostumbrado, e incluso vemos como aceptable, el ir todos igual vestidos, llegar y sentarnos siempre en el mismo sitio, en nuestro sitio, sacar los libros y esperar a que comience el día, deseando en todo momento que suene la campana que nos permite ir al recreo, donde podemos ser nosotros mismos y hacer lo que queramos, siempre dentro del tiempo establecido. No lo hemos analizado, pero es un timbre, como los que escuchamos en la película de Tiempos Modernos, y esto me hace pensar y darme cuenta, de que en este aspecto, la escuela cumple con su función socializadora, es decir, la de preparar a los alumnos para su puesto en contacto con la realidad social y laboral. Entonces, llevamos toda la vida preparándonos para nuestra inmersión en la vida laboral, aprendiendo inconscientemente normas y pautas de comportamiento aceptadas.

Cuando he dicho que en cierta parte no estoy de acuerdo, solo me refería a la seguridad, hoy en día se pide al centro, además de, por supuesto, la formación de los niños, que "cuiden" a los niños, el carácter asistencial, mientras que los padres desarrollan sus actividades laborales. Es por ello, pienso, lo de las rejas. En mi caso, estudié en un instituto en el que teníamos que enseñar el carné de alumno para entrar y salir en el recreo, para que de esta forma no entrara nadie ajeno entre nosotros.


Si bien, estoy totalmente de acuerdo con la similitud planteada, creo que nosotros, pedagogos y maestros, tenemos el deber de llevar a cabo un cambio, de buscar alternativas de trabajo, para que nuestros alumnos no se sientan como nos sentimos nosotros, enjaulados.
Tiempo dedicado: 40 minutos

1 comentario:

María Dolores Díaz Noguera dijo...

Muy bien. Señalo las opiniones personales.